en los escasos momentos en que la barra queda vacìa cierro los ojos e intento concentrame en los sonidos sintetizados, visualizando la mùsica como una cebolla iridescente a la que yo, lenta y concienzuda, voy arrancando capas, una tras otra, hasta dar con una disenada especialmente para mì: el regalo de la rave. Y cuando la encuentro, la hago ascender a través de mis venas, mis capilares y mis arterias, recorrer mi cuerpo mezclada con mi linfa y mi sangre, ascender hacia mi cabeza, inundarme por completo Me diluyo en mùsica, me borro, me extiendo, me transformo, me vuelvo lìquida y polimorfa. de pronto llega un r